El artículo de hoy es más de reflexión que no de análisis. Pero a veces también va bien tomarse un tiempo para estas cosas y no siempre estar pensando en el “hacer”.

Hace poco leía un poema de Joan Margarit (galardonado con el Premio Cervantes), de su obra “Viaje hacia la sombra”.

En dicho poema, De Senectute, decía: “…el dolor pone orden…”, “…se pagan caros los intentos de destruir el dolor porque el amor también está allí…”.

 

Estas frases me hicieron reflexionar mucho, en muchos aspectos.

En la situación que estamos viviendo actualmente, en concreto en el empeoramiento de la situación económica a nivel mundial, en el estar encerrados en nuestras casas y no tener libertad… (sin entrar en el dolor de la pérdida de seres queridos, eso es otro mundo).

En el dolor de la pérdida de una relación sentimental, de una amistad o de una relación laboral…

Cuando lo sentimos, es porque como dice el poema, detrás hay amor y éste puede expresarse de muchas maneras, no solo en una relación de pareja.

Pero tenga la forma que tenga, ese amor puede provocar dolor porque cuando nos hieren, sufrimos.

Pero ese daño, el verso así lo manifiesta, es necesario y pone orden.

Las consecuencias del confinamiento actual y el dolor que ello conlleva, porque amamos la libertad y salir a pasear, hacer deporte al aire libre, divertirnos fuera de casa…nos ha dado la oportunidad de ver con nuestros propios ojos como el medio ambiente se restaura. Hay menos contaminación, aguas más limpias, el mundo se regenera…

El dolor de la pérdida de una relación, del tipo que sea, tal vez nos ha dado la oportunidad de descubrir cómo era la otra persona y tal vez hemos evitado males mayores futuros o tal vez hemos aprendido acerca de nosotros mismos.

Siempre intentamos evitarlo, algo normal pues hace daño. Pero tengamos en cuenta que si aparece es porque hay algo detrás que nos importaba y hemos de aprovechar ese momento para convertirlo en una oportunidad, ese mismo sufrimiento nos puede provocar dar ese golpe en la mesa tan necesario en muchos momentos, nos puede hacer abrir los ojos y cambiar nuestro mundo. Nuestra situación personal y nuestra forma de actuar.

En el trading, es fácil aplicar esa analogía.

Las pérdidas cuando operamos en los mercados, nos duelen tanto económicamente como en la confianza perdida en nosotros mismos.

Pero es conveniente aprovechar ese momento y convertirlo en una oportunidad para el cambio.

Es difícil cuando hemos perdido una cantidad importante de dinero o cuando hemos fundido una cuenta de trading, ver el amor o la oportunidad en alguna parte. Cierto.

Pero es indiscutible que los sentimientos intervienen, ese dinero formaba parte de un sueño, de un proyecto, era una ilusión que se acaba de perder. Y el dolor aparece.

Pues es nuestro trabajo, convertirlo en una oportunidad. La pena de la pérdida puede ser el detonante de un cambio, de poner orden a nuestro trading. Una oportunidad de empezar a hacer las cosas de una forma diferente.

Toca parar y reflexionar. Debemos repasar nuestras operaciones, analizarlas y encontrar aquellos denominadores comunes negativos que siempre acaban imponiéndose en nuestro trading.

¿En qué punto de nuestra operativa estamos fallando? ¿Qué lo provoca?

¿Nos faltan conocimientos? ¿o es que el sistema no está bien definido?

¿Operamos de forma sistemática o improvisada?

Que las ganas de recuperar no nos hagan continuar hacia adelante, continuar operando sin aprovechar la oportunidad que nos trae ese dolor para poner orden a nuestra operativa.

Es fácil que, pasado ese primer momento de dolor nos olvidemos y volvamos a las andadas.

Será fácil olvidar ese aire más limpio que tenemos ahora, cuando volvamos a reanudar nuestra actividad al 100%.

Nos puede ser fácil volver a caer en relaciones que no nos convienen o en volver a caer en nuestros mismos errores, cuando el primer golpe de una ruptura queda atrás.

Y será fácil que, al cabo de unos pocos días de haber tenido un duro revés en los mercados, nos olvidemos y volvamos a cometer los mismos errores en el trading.

Pero todo ello, se puede evitar si hacemos un alto en el camino, si reflexionamos y aprovechamos todos estos daños, para poner orden y darnos la oportunidad de cambiar, de hacer las cosas de otra manera.

Tal vez no recuperamos lo perdido, pero habremos empezado a cambiar el rumbo de las cosas. Cambiemos nuestro futuro.

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

WhatsApp
El Espejo del Trader Reviews with ekomi.es