El fenómeno de la autojustificación es muy conocido en el mundo de la psicología.
Para poner un ejemplo sencillo que nos ayude a entender qué es, imaginemos que estamos haciendo dieta. Hemos acudido a un nutricionista, que nos ha dado un plan especificando qué comer durante la semana de forma muy detallada y adecuada.
Estamos a miércoles y hemos tenido uno de esos días que mejor nos hubiera ido si no nos hubiéramos levantado de la cama. Llegamos a casa por la tarde/noche, estamos psíquicamente cansados, algo desmoralizados, un poco tristes,…
Y necesitamos darle un “regalo” a nuestro cerebro, necesitamos aliviar el estrés de ese día, queremos algo que nos alegre un poco. De todos es sabido que la comida es un placer y ya empezamos a pensar cómo nos iría de bien, comer una pizza para cenar, para alegrarnos y darle la vuelta un poco a este día.
Pero también nuestra mente, tiene en cuenta que estamos a dieta, recuerda la visita con el nutricionista y ese plan que tenemos enganchado con un imán en la nevera.
Y allí empieza a desencadenarse lo que se llama la “disonancia cognitiva”, que es ese conflicto que se produce entre dos pensamientos al mismo tiempo o un comportamiento que entra en conflicto con nuestras creencias.
Por una parte, sabemos y también queremos seguir la dieta, pero, por otra parte, “necesitamos” liberar hoy, la tensión acumulada que llevamos.
Y empezamos a auto justificarnos, empezamos a pensar: “venga, solo será un día, ya mañana me pongo otra vez con la dieta al 100%, mañana ya sí, sin excusas. Pero hoy si no acabo el día con un poco de diversión, mañana me levantaré peor.”
Nuestra mente puede llegar hasta el extremo de pensar, que, si no nos comemos la pizza, casi que la dieta ya no la podremos seguir mañana, de lo mal que estaremos. Así que, es condición indispensable comerme la pizza para seguir la dieta.
¿Por qué llegamos a estos extremos en nuestro pensamiento?
Porque nuestra mente necesita, ante una disonancia cognitiva, reducirla. Necesitamos reducir esa tensión interna, esas contradicciones que se nos plantean para “darnos luz verde” a ir en una dirección determinada, en este caso, a comernos la pizza.
En el trading, ¿puede suceder algo parecido?
Me parece que ya sabemos la respuesta, ¿verdad?
Yo le llamo hacernos trampas al solitario.
Imaginad que estamos operando, tenemos nuestro sistema de trading y vemos una posible oportunidad de entrada pero no cumple una de las reglas del sistema. Nuestra mente entra en contradicción, por una parte, queremos entrar porque nos gusta la estructura, cumple casi todo de nuestro sistema y ya tenemos la mano a punto de picar la entrada. Por otra parte, nuestro cerebro nos está diciendo “no lo hagas, no cumple al 100% tu sistema, ya habrá más oportunidades, sé disciplinado…”
Y empezamos a autojustificarnos, comenzamos a pensar: “Es una entrada clara, no cumple esa regla por esto y por aquello, pero es normal que no lo cumpla en esta operación por esto y por aquello, sí, sí, está muy claro. Entro y ya revisaré esta regla porque tal vez tenga que establecer alguna excepción, como en este caso.”
Y zas! Ya estamos dentro. ¡¡¡Nos acabamos de comer la pizza!!!!!
Bien, vamos a la parte práctica.
¿Es normal que esto nos suceda? Sí, forma parte del ser humano, no podemos evitarlo.
¿Se puede de alguna forma, ayudar a que el desenlace sea a favor de la disciplina, a hacer las cosas de forma “correcta”, no comer la pizza, no llegar a entrar en esa operación?
Claro que sí, pero hay que trabajarlo.
Sin llegar a ser extremista, si lo de la pizza es solo un día, ¡¡¡pues bienvenida sea!!!
Pero claro, no podemos convertir esto en un hábito, porque podemos llegar a cenar pizza cada día de la semana, depende de la semana que llevemos…
Y en el trading, mejor que no haya ni una sola excepción, porque el peor problema de hacer excepciones, es que estamos abriendo la puerta a darnos permiso a hacerlo más veces y eso no puede suceder.
Soluciones en el trading, puede haber muchas para ayudarnos en esto y muchas ya las hemos hablado aquí. Desde visualizaciones antes de operar, reglas claras y concisas, un check list muy escueto para validar antes de efectuar la entrada, alejarnos un momento de la pantalla para que nuestra mente se desvincule de la emoción de entrar a mercado… Es conveniente hacer algo que nos ponga el foco de nuevo en la disciplina, como poner algo racional y objetivo en medio del pensamiento y la acción, algo que nos evite acercar el dedo al ratón o al teclado, vamos.
También decir, que esto puede ser un proceso inicial que debemos superar, pero se supera y llega el día en que ya no hay que hacer ningún esfuerzo para evitar entrar en este tipo de operaciones. De hecho, todo lo contrario, rehúyes de forma clara entrar si no cumple al 100% tu sistema. ¿Por qué? Porque sabes que, si operas bajo él, obtienes una rentabilidad regular, así que para que meternos en líos.
Como siempre digo, somos humanos y no evitaremos las emociones, vienen de serie, pero sí que se puede trabajar para evitar que nos hagan actuar en contra de nuestro propio beneficio.
A veces buscamos razones para hacer lo que queremos hacer. Trtamos de justificar racionalmente lo que sólo es el cumplimiento de un deseo.
Muy cierto Luis!!!!
Un saludo!