Hoy, dejadme que, a modo de cuento, haga ciertas comparativas entre el trading y una película, que siempre me ha tenido fascinada:
«La Historia Interminable.»
Érase una vez el Reino de fantasía puesto en peligro por el avance de la Nada. La Nada, aquel vacío, que ni siquiera es un agujero, ya que un agujero ya sería algo. La Nada es el casi imparable destino de la humanidad, el vacío de ideas, de sueños, de fantasías, la no creencia de que puede haber soluciones, un mundo mejor…
La Emperatriz Infantil está gravemente enferma, a causa del avance de la Nada y necesita una solución, un remedio, una cura o morirá.
Cuando uno empieza en este mundo del trading, en nuestros inicios, después del correspondiente periodo de formación y demo, cuando ya nos enfrentamos a la operativa en real, ¿Cuántos momentos hay de frustración, de desespero, de ganas de tirar la toalla?
Llegamos a tropezar y caer tantas veces, nos fallamos a nosotros mismos en tantas ocasiones, que llegamos a perder la esperanza, necesitamos una solución, ese “algo” que nos ayude a ser consistentes, regulares en nuestros beneficios, pero no somos capaces en un primer momento, de saber cuál puede ser esa solución. Y avanzamos en círculos.
Se convoca una reunión en el Reino de Fantasía y se pide a un guerrero llamado Atreyu, que acepte el reto de encontrar una solución a la enfermedad de la Emperatriz o morirá y el Reino de Fantasía, desaparecerá…
Atreyu, un valiente guerrero es el elegido. Debe encontrar el remedio a su enfermedad y con su inseparable caballo Ártax, emprenden la aventura hacia lugares desconocidos buscando soluciones desconocidas…
… Y en el mundo real, Bastián, empieza la lectura de un libro mágico: La Historia Interminable, la historia de Atreyu en su Gran Búsqueda…
Recurrimos a técnicas que leemos en algún libro, pedimos ayuda, trabajo pre y post operativa, … buscamos y buscamos, aplicamos diferentes medidas para gestionar mejor nuestras emociones, damos un paso hacia adelante y dos hacia atrás…
Atreyu se enfrenta a incontables dificultades y desafíos que tiene que ir superando en su avance hacia la cura del Reino de Fantasía, asumiendo pérdidas muy dolorosas, como la muerte de su amigo Ártax…
Bastián llora con él.
Un trader en sus inicios, probablemente, sufrirá pérdidas en su capital y pérdidas en la confianza en él, decepción en uno mismo…dolor al ir comprobando que su verdadero enemigo es él mismo.
Atreyu debe enfrentarse a momentos donde debe demostrar que posee el suficiente coraje y fuerza interior como para poder continuar en esa lucha, en la Gran Búsqueda, pruebas como la Puerta del Espejo. Para poder pasar por ella, uno debe mirar de frente a ese Espejo, pero la imagen que verá reflejada no será la suya, sino su verdadero interior, su yo más profundo. Debe penetrar en sí mismo para poder atravesar la Puerta del Espejo.
Bastián es el reflejo que ve en ese Espejo y éste mismo, mientras va leyendo el libro, apenas se lo cree.
Un trader en sus inicios, debe descubrirse a si mismo, debe llegar a conocer cuáles son sus sesgos emocionales que más le perjudican cuando opera, ¿es el ego, es el miedo, la avaricia,…?
Un trader en sus inicios, debe mirarse al espejo y descubrir su verdadero yo para poder hacerle frente y vencerle. El Espejo del Trader, será la clave en el inicio de ese camino hacia la consistencia.
Después de muchas aventuras, mucho sufrimiento y dolor, con gran cansancio y abatimiento, Atreyu observa, como finalmente, Fantasía desaparece. Pero acompañado de su nuevo amigo, el dragón blanco de la suerte, Fújur, ve en un lugar de la Nada, una pequeña luz, minúscula, un puntito de esperanza, la Torre de Marfil sigue en pie…
Y allí permanece la Emperatriz Infantil, todavía viva. Atreyu, triste, desconsolado, pide perdón por no haber podido conseguir el remedio para su enfermedad y la solución para salvar el Reino de Fantasía. Tanto sufrimiento y dolor, pérdidas muy importantes, su amigo Ártax,…un camino tan largo y duro, para nada.
Pero ella le comunica que no, que no ha fracasado. Ha traído la solución con él.
Todo este largo y duro camino, todo este esfuerzo y sufrimiento, han sido necesarios para llegar a encontrar la solución, porque un niño llamado Bastián, le ha acompañado en todo momento, leyendo su historia, en otra parte del universo.
Un trader en búsqueda de la consistencia, no sabe que el remedio, la solución para conseguirla, es el propio camino que tiene que recorrer.
No hay curas ni remedios mágicos, no hay sistemas milagrosos, ni indicadores infalibles.
La consistencia se consigue únicamente avanzando paso a paso en todo este camino, sufriendo, cayendo y volviéndote a levantar, perdiendo, recuperando, decepcionándote a ti mismo, una y otra vez, salir del pozo y volver a caer…
Hasta que llegas a estar tan desnudo ante los mercados, que ya no queda nada, ya no hay avaricia, ni miedo, ni ego, todo lo has ido perdiendo por ese camino, en cada golpe y en cada “derrota”. Te quedas libre y por fin, aceptas que solo debes cumplir tus propias reglas y nada más y es en esos momentos, cuando sientes de verdad, en tu interior, que ya solo quieres cumplir las reglas, tu Trading Plan. Y es cuando te das cuenta, de que ahora sí, ya estás en el camino correcto.
Bastián debe gritar en voz alta un nuevo nombre para la Emperatriz Infantil. Él ya sabe cuál es, pero debe aceptar y creer lo que está viviendo, que no solo es un libro, un cuento, algo irreal, debe CREER.
Bastián grita: “¡¡¡Hija de la Luna!!!”
Un trader grita en su interior y dice: “Se acabó. Es el momento de empezar a hacer las cosas bien”.