Muchos y variados son los motivos que nos impulsan a emprender este camino con una meta muy clara: ser trader.
Unos, quieren conseguirlo, por el dinero que les han contado que se puede llegar a ganar. Otros, motivados por el estilo de vida que pueden alcanzar, libertad, sin horarios, sin jefes… Los hay, como sería mi caso, que emprenden este viaje, por el deseo de levantarse cada mañana feliz, motivados por empezar el día trabajando en algo que les apasiona y que aún siéndolo, no lo consideran una obligación laboral.
Yo dejé mi trabajo en un banco después de 15 años, porque ya no me aportaba nada positivo, solo estabilidad económica y para mí, no era suficiente. Así que, cogí mi mochila llena de ilusiones, ganas, esperanza, deseo de realización personal, deseo de felicidad y cerré una puerta, para empezar una nueva ruta.
Era consciente, de que me esperaba muchísimo trabajo y estaba dispuesta a dedicarle todos mis esfuerzos, muchas horas y a hacer los sacrificios que hicieran falta.
Pero hay algo que desconocía. Este viaje, implicaba algo que no era consciente en los inicios y creo que nadie lo es cuando empieza en el mundo de la bolsa: hay que librar una batalla, una batalla contigo mismo.
Somos seres humanos, con unos rasgos característicos algo comunes en la mayoría (siempre hay excepciones): somos avariciosos, no nos han enseñado a perder y de hecho lo consideramos algo negativo y tenemos, en mayor o menor medida, un ego importante, que nos hace sacar lo peor de nosotros mismos.
Operar en los mercados, requiere justamente, todo lo contrario de lo que nosotros tenemos casi de forma innata y muy interiorizada. Por tanto, implica hacer un «reset» mental enorme, una transformación interior que te cambiará de por vida, requiere hacer un gran esfuerzo en trabajar estos cambios.
Con lo que empiezas a revisar esa mochila con la que iniciaste este viaje. Sacas esas ganas de aprender rápido y de devorar conceptos, datos y le añades paciencia. Sacas ese afán de querer ganar dinero rápido y vuelves a añadir otra dosis de paciencia, sacas esas expectativas de querer ser dueño de tu tiempo, de vivir en libertad de forma inmediata y vuelves a introducir otra porción de paciencia.
Vuelves a mirar esa mochila, un tiempo después de haber iniciado este trayecto y no tiene nada que ver con la mochila que te pusiste en su día, cuando empezaste. Todo ha cambiado, su interior y también su exterior, tiene más rasguños. Hay cierto desgaste, el color se ha desteñido parcialmente, pero ahora, es más fuerte. Sus asas resisten más todo el peso, ya está completamente acoplada a tu espalda y su contenido está en sintonía contigo y con tus valores, se ha vaciado de lo superfluo, de aquello que pesaba más y no tenía utilidad y ahora está llena de objetos que no tienen valor económico, pero que sí son importante, tienen un significado verdadero y auténtico.
Eso sí, hay algo que nunca saqué de esa mochila y que me sigue acompañando: la ilusión. Y sí, he conseguido, 4 años después, mi principal objetivo, ser feliz trabajando en lo que más me apasiona, soy trader.
Hablaremos cada semana, de este aspecto fundamental en la vida de un trader: las emociones. Por qué surgen, qué consecuencias tienen en nuestra operativa, cómo podemos gestionarlas o mejor aún, cómo evitar que se activen…
Hay que hablar de la psicología en el trading, sin ella, el viaje a la consistencia se puede hacer muy largo, con un gran desgaste anímico y tan interminable, que incluso puede no tener un buen final.