«Quiero ser trader.»
Con casi 40 años, dí un cambio total a mi vida profesional. Tuve un sueño y decidí ir a por él. Sería un camino largo y muy duro pero estaba decidida, lucharía hasta el final.
Tomé esa decisión en el verano del 2015. Llevaba trabajando en la banca desde hacía casi 15 años y estaba totalmente desmotivada. Mi ambición me había llevado a ser directora de una oficina algo importante dentro de la zona donde trabajaba y en 6 meses tuve una de las mayores decepciones de mi vida. No era lo que yo esperaba, probablemente fue culpa mía, esperaba demasiado. En verano de 2014 me planteé dejar la entidad pero por circunstancias X no pudo ser. Dejé el cargo de directora y me fui como empleada «raso» a una oficina. Peor. La desmotivación fue total. Tengo el defecto o virtud, depende de cómo se mire, que necesito que el trabajo me llene, demasiadas horas invertidas como para no disfrutar, mínimamente, en él. Si en algún momento de mi vida he estado cerca de una depresión fue aquel año. Iba al trabajo llorando, triste y sin saber qué hacer para cambiar esa situación. Siempre he tenido las ideas muy claras y ese año estaba muy perdida.
Por aquel entonces, también ahora, me apasionaba la nutrición deportiva. Soy deportista aficionada y el tema de la nutrición siempre me había gustado, así que me decidí por hacer algún curso y formarme, pero para poder dedicarme profesionalmente, con cara y ojos, tendría que estudiar la carrera de nutricionista y luego la especialización en nutrición deportiva, sino, no podría dedicarme en serio. No voy a negar que se me hacía un poco un mundo empezar tan de 0 otra vez y en una profesión tan diferente a la mía hasta esas fechas. Tenía muchas dudas. Tal vez no era ése mi destino.
Y en medio de toda esta confusión, hacia el mes de mayo-junio de 2015 descubrí la bolsa. Evidentemente ya la conocía por mi trabajo y tenía algunas experiencias, más a largo plazo. Pero a raiz de una operación que hicimos mi marido y yo, me entró la curiosidad y empezé a leer libros, a estudiar gráficos, a descubrir un mundo que me apasionó totalmente. Y también a darme las primeras castañas con alguna operación.
Pero algo ya había cambiado. Quise más, quería estudiar y conocer todo ese mundo y quería dedicarme 100% a ello. Decidí que quería formarme para ser trader.
Gracias a mis 15 años trabajando en banca, a que mi marido también trabaja y no tenemos responsabilidades familiares, pude tomar esta decisión. Pensé, si lo quieres hacer en serio, da un paso radical y hazlo bien.
Y el día 1 de octubre de 2015, un jueves, estaba ya a las 7:00 AM sentada en mi mesa de estudio-trabajo en casa, preparada para engullir conceptos, gráficos, velas, patrones, y todo lo que pudiera. Muchas horas de estudio de conceptos, de estudio de gráficos, de lágrimas también, de avanzar, parar, retroceder, volver al punto de partida, seguir avanzando, corregir, un paso adelante, un paso atrás, algunos cursos de formación… un mundo en 3 años.
Pero tuve un sueño, tuve el coraje de perseguirlo y aquí sigo en pie. Y soy más rica, no sólo en conocimientos de trading, sino también de mi misma. Me he enfrentado a todas mis emociones y muchos días han ganado ellas, pero siempre he aprendido. Y la suma de todas estas experiencias, te hacen más sabio y te previenen para el futuro. Y con paciencia y muchísima perseverancia, SE CONSIGUE.
Eso sí, hay una condición muy importante. Ésto es serio, tanto si quieres que sea tu profesión principal o sólo un complemento, hay que tomárselo como un negocio. Necesita su inversión en tiempo, en dinero y en mucho esfuerzo, dedicación y compromiso. Y sobretodo no tirar la toalla a la primera que las cosas se tuercen, porque si es así, no duras ni un mes. NO TE PUEDES RENDIR.
Pero tras estos 3 años de camino pedregoso y siempre cuesta arriba, afirmo de forma contundente: HA VALIDO LA PENA.
Ay, me resulta tan familiar que no puedo borrar una simpática sonrisa de felicidad
Buen fin de semana