Recuerdo una película (Wall Street 2), donde el protagonista preguntaba a uno de los grandes en el mundo financiero cuál era su límite, cuál era la cifra con la que estaría satisfecho y se retiraría.

La respuesta de éste fue: MÁS.

Y he aquí lo que rige el destino de los seres humanos desde los inicios del mundo y eso mismo provocará su final. Nos mueve la codicia.

 

No sabemos conformarnos con una parte del «pastel» que es más que suficiente para nosotros. Siempre anhelamos aquello que no tenemos, porque nuestro deseo es la conquista y el poder. No sabemos vivir con lo necesario, porque nunca nos conformamos con lo que es suficiente, forma parte de nuestra naturaleza y jamás cambiará.

Y hemos creado un mundo adaptado a nosotros, a satisfacer esa codicia. El consumismo es y será la principal arma de autodestrucción del ser humano. Nos incitan a consumir, a comprarnos una casa más grande, un coche mejor, ropa y teléfonos más caros… cosas que no son necesarias pero que nos atraen y gastamos dinero que incluso en la mayoría de ocasiones no tenemos, para adquirir aquello que, probablemente no necesitamos.

Todos conocemos la codicia humana y la utilizamos en contra de nosotros mismos, nos hace esclavos de una sociedad que hemos creado, nos hace no ser libres. Nos hace llevar una mochila a nuestras espaldas, que una vez bien cargada, ya es muy difícil poder liberarnos de ella. Ya somos esclavos de nuestra propia sociedad. Pero que nadie se confunda, lo elegimos nosotros.

Por supuesto, esto se ve continuamente en el trading y es una de las razones por las cuales no se consigue la consistencia.

La sobreoperación y el exceso de apalancamiento son el reflejo mismo de la codicia. Y el mercado no perdona.

En los mercados financieros, hay que entrar muy humildemente, de puntitas y en silencio. Coger un pedacito de lo que ofrezca aquel día o en aquel activo que hemos analizado e irnos sin hacer ruido, sin querer más, satisfechos de lo obtenido y sabiendo que mañana será otro día.

Pero eso no es lo que ocurre normalmente.

En una misma sesión, aún habiendo ganado, seguimos y seguimos para ganar más, hasta en el mejor de los casos, perder todos los beneficios del día. Digo en el mejor de los casos porque en muchos de ellos, el afán de querer recuperar lo que en un momento tuvimos, nos hace despojarnos de toda racionalidad y acabar en una espiral muy destructiva de venganza contra aquel (el mercado) que nos acaba de fastidiar el día.

La gestión monetaria debe entrar en escena. Las reglas en este sentido son una aliada a nuestra codicia. Han de ser estrictas y de obligado cumplimiento, pues no podemos dejar este punto en manos de nuestro criterio cuando estamos operando, porque no tendemos a escoger el camino más apropiado.

Cada operación debe tener una máxima pérdida asignada y es conveniente establecer en cada sesión, un número máximo de operaciones, una pérdida máxima diaria, semanal y mensual.

¿Y por qué no fijarnos, en una operativa intradía/scalping, una sola operación diaria? Fíjate un ratio Riesgo-Beneficio fijo, por ejemplo de 2, una sola operación por día y con un adecuado ratio de acierto, la ecuación ya te dará un buen resultado en una muestra determinada.

¿Qué beneficios aporta esta estrategia? (con un sistema que tenga un ratio de acierto adecuado):

Uno. Cuando ganas, ganas 2 y cuando pierdes, solo es 1. Lo que, con un día de ganancias, compensas dos días de pérdida. Tu cuenta, está menos expuesta a drawdowns.

Dos. No das pie a activaciones emocionales. La codicia y la ira, junto con sus deseos de recuperar, desaparecen, puesto que tus normas te obligan a no hacerlas crecer.

Tres. Te concentras en ejecutar bien tu sistema de trading, esperando la oportunidad y que el precio haga lo que debe hacer para que tú puedas aplicar tu sistema.

Cuatro. No das pie a entradas por aburrimiento/frustración, ya que tienes el foco puesto en ejecutar a la perfección tu sistema de trading, evitando el disparar a todo lo que se mueva y potenciando el ser francotirador.

Cinco. No hay desgaste, ni físico ni emocional. Te obligará a estar menos tiempo delante de la pantalla, en la mayoría de sesiones. Ello te hará estar con la máxima energía y concentración cuando debes y al cerrar la primera operación, ya has terminado tu sesión. De esta forma aprovechamos nuestra mayor capacidad de atención y evitamos exponernos cuando ésta decae. Además, ello se traducirá en un mayor bienestar en otras áreas de tu vida.

Cada cual ha de encontrar su forma de operar y sus reglas, las que mejor se adapten a cada uno. Ésta solo es una de ellas, que a mi me va muy bien y que comparto.

Recordemos que por nuestra naturaleza, estamos muy expuestos a la codicia y que cuanto más restrictivas sean nuestras reglas de gestión monetaria, sobretodo en nuestros primeros años, más estables serán nuestros beneficios y más tranquilos viviremos.

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